¿Hacia dónde se dirige la nube?
Aunque todas las compañías tienen asumido que la nube juega un papel fundamental en sus procesos de transformación digital, se puede afirmar que la gran mayoría de ellas siguen siendo noveles en aprovechar las ventajas que la nube les puede proporcionar. Así, por ejemplo, faltan planes concretos a la hora de abordar los proyectos y son innumerables las ocasiones en las que esos proyectos fracasan o, si no lo hacen, supone un sobre coste que no estaba previsto. Más adelante entraremos a analizar cuáles son los factores a tener en cuenta a la hora de abordar un proyecto en la nube de forma correcta y satisfactoria, pero de momento, analicemos cuál es la realidad de la nube.
Como señalábamos al principio de este artículo, la nube está prácticamente consolidada. Las empresas se han quitado los temores que tenían encima y muchos de los prejuicios han desaparecido por completo. El principal de todos ellos, el de la seguridad. Al igual que ocurrió en los inicios del comercio electrónico, en los que a los usuarios les daba miedo dejar los datos de sus tarjetas de crédito, con la nube ocurría prácticamente igual, sólo que en esta ocasión, eran los datos y su ubicación lo que suponía un freno para el avance de la nube. Ese problema, se puede decir que ya ha desaparecido. Y es que como señala Galo Montes, director de innovación de HPE, “la nube ha venido para quedarse y aporta una buena solución tecnológica para determinadas cargas de trabajo, de ahí su gran éxito. Cloud siempre ha prometido que aporta simplificación, mejor coste, utilización y flexibilidad de los recursos, pero la realidad no es así en todos los casos”.Es cierto que el tejido empresarial en España ha tardado en estar maduro para entenderlas y saber adoptarlas, sacándo el máximo rendimiento. Esto hay que unirlo a que la nube ha ido desmitificando en estos años una serie de interrogantes que en muchos casos hacían girar la cabeza de los decisores hacia las infraestructuras tradicionales. Nos referimos a cuestiones como que la nube puede entenderse como menos segura y puede permitir filtraciones de información, que no sabemos dónde están los datos, que las conexiones a la nube son débiles y lentas, que migrar a un modelo cloud es caro, complejo y largo en el tiempo, o que solo tiene sentido para las grandes empresas”.
En general, la flexibilidad y escalabilidad son dos de los factores más relevantes a la hora de apostar por la nube ya que permite a las empresas olvidarse de las grandes inversiones y eliminar la incertidumbre que supone la compra de una infraestructura que se desconoce si se va a ajustar a los requerimientos del negocio en los próximos años. Además, otra de las ventajas que impulsan el mercado cloud es la posibilidad de adoptar un modelo de pago por uso en el que sólo se pague por lo que de verdad necesitas. Cualquier necesidad que afronta un cliente en su negocio, en su día a día, pueda ser consumida directamente desde la nube, sin necesidad de construirla a medida, ya que todo lo que se construye desde cero o es customizado para un cliente, presenta mayores rigideces que lo estándar. De esta forma, conseguimos simplificar el acceso a los datos, permitiendo que estén disponibles siempre, desde cualquier lugar y desde cualquier dispositivo”.
Fuente: Revista Byte It Septiembre 2018